Alfredo Eidelsztein

La teoría de las ficciones o la ficción en el sentido más verídico

Jacques Lacan es un autor que, como tantos otros, ha sido leído según distintas orientaciones. Se pueden distinguir, entre otras, las lecturas biologicistas, que se sustentan en la función de lo real del cuerpo biológico; las lecturas poéticas, sustentadas en el ambigüedad de la palabra y la función de lo inefable; la lectura freudiana en la que se supone que Lacan recupera la teoría de Sigmund Freud dándole nuevos nombres y argumentos, etc.
Todas estas interpretaciones, a pesar de sus grandes diferencias, coinciden en varios puntos, entre ellos: a) el rechazo del matema y la formalización matematizada en psicoanálisis y b) cómo consideran a las ficciones que Lacan introdujo como asunto fundamental de su enseñanza. Ambos puntos están en estrecha relación lógica.

Las diversas orientaciones citadas suponen que las ficciones son meras representaciones que, aunque sean importantes para alguien, nunca van más allá del disfraz, el engaño y la apariencia. Como son sostenidas por psicoanalistas, no se deja de asociar a las ficciones con las fantasías inconscientes, pero en una versión más moderna que la de Melanie Klein, que las aproxima a las ficciones poéticas y a las del discurso.

Pero en las coincidencias también se registran diferencias. Los que sostienen, por ejemplo, una lectura biologicista de Lacan degradarán a las ficciones y los que afirman una basada en lo inefable, destacarán la importancia de las mismas.
Sin embargo, si se investiga con cuidado y sistematicidad la concepción de las ficciones que el propio Lacan sostiene, se manifiestan grandes diferencias entre el maestro y los discípulos y seguidores de estas orientaciones de lectura.
Lo primero que conviene tener en cuenta –pero que en general no fue debidamente considerado hasta la fecha– es que Lacan desarrolla su concepción de las ficciones en forma constante desde el comienzo y hasta el final mismo de su producción teórica, esto es desde el Seminario 2 hasta el 24. En segundo lugar: llama la atención la gran insistencia de este tema en su enseñanza. Tercero y finalmente: Lacan toma para su elaboración de las ficciones la teoría de Jeremy Bentham.

Desde la perspectiva popularizada del paradigma que Lacan propone para el psicoanálisis, el de lo simbólico, lo imaginario y lo real –para sustituir el de la 2ª tópica de Freud–,1 se observa con claridad que el conjunto de las lecturas sobre Lacan listadas al comienzo de este artículo confunden las ficciones con el registro de lo imaginario.
Pero, y esto es lo que queremos destacar, para Lacan las ficciones no coinciden en absoluto con lo imaginario, ellas se caracterizan por ser reales.
Para sostener mejor lo que se acaba de afirmar, es necesario considerar, al menos, la siguiente propiedad fundamental de la teoría de las ficciones de J. Bentham,2 que presentamos en forma de tabla:

Esto es postulado por Bentham a partir de su análisis del lenguaje, lo que Lacan destaca explícita e insistentemente. Las lecturas citadas sobre este último no pueden admitirlo en sus sistemas ya que carecen de la posibilidad de inscribir y admitir en sus teorizaciones ni “sustancias corpóreas ficticias” ni “incorpóreas reales”.
Para Lacan, el gran valor de la teoría de Bentham –autor sobre el que trabaja también en la perspectiva del utilitarismo–3 sobre las ficciones es “… que aborda la cuestión a nivel del significante”.4 Y lo primero que Lacan destaca repetidamente, a contrario de muchos de sus seguidores, es que “… Fictitious, no quiere decir ilusorio ni engañoso.”5

Según el aforismo de Lacan, y en esto radica el problema, “[…] toda verdad tiene una estructura de ficción. Con lo que admite de real esta ficción verídica, […]”.6 Para Lacan, tanto como para Bentham, se trata de admitir la ficción real. Se entendió que Lacan proponía que toda verdad es una fantasía, pero él sostiene que opera como real.
El eje de la concepción de Lacan sobre la ficción es que para él: “La verdad tiene estructura de ficción” y, en esta perspectiva aclara que las ficciones revelan “[…] del lenguaje el valor de uso, o sea, el estatuto de útil.”7, lo que convierte al lenguaje, en la teoría de Lacan, en un objeto real.

En esta perspectiva Lacan enseña que, por ejemplo, la pulsión no debe considerarse un mito, como sostenía Freud, sino como una ficción,8 tan real como la verdad misma. También plantea que el inconsciente posee estructura de ficción.9
Inclusive, pensando cómo opera el psicoanalista, Lacan, al final de su enseñanza, propone: a) rechazar que lo hace por la vía de la sugestión y b) recuperar lo que ya había planteado desde hacía mucho tiempo: la utilidad de las ficciones.10
Estimamos que la gran diferencia entre Lacan y muchas de las lecturas que hoy se sostienen y se practican sobre su enseñanza –que coinciden, según nosotros, en gran medida con el sentido común de nuestra época, sociedad y cultura– es que Lacan se afirma, se sostiene, en la postulación de un real completamente distinto de la res extensa (tridimensional) de Descartes, de un real que ex-siste,11 que no es en sí mismo, un real que posee una estructura de ficción.12 Pero para poder descubrir la especificidad y la novedad de su propuesta quizá sea necesario previamente aceptar que: “Es el punto donde Freud se niega a ver en la verdad, que es su pasión, la estructura de ficción que está en su origen”.13
Para concluir, lo que aún resta por aceptar es que para Lacan: “[…] una estructura de ficción […] es propiamente la esencia misma del lenguaje […]”14 y eso es lo real, quizá lo más real.

Para poder admitir la validez lógica y práctica de conceptos fundamentales, tales como $,A , objeto a, j A, j Q, etc., deben reconsiderarse nuestras concepciones sobre las ficciones y también sobre lo imaginario, lo simbólico y lo real; lo que se puede plantear en un cuadro provisorio de la siguiente forma:

A partir de estas características propuestas por Lacan para sus tres registros, que sólo existen en y a partir del anudamiento con los otros dos, o sea: ex-sisten, es necesario concluir que lo real en todo y cada uno de nuestros casos clínicos posee estructura de ficción, tal como la imposibilidad de hallar un bípedo de tres patas,15 o sea, un ejemplo estricto y ficticio de imposibilidad lógico matemática.
Para finalizar, la misma estructura postulada por Lacan, es una ficción y esto implica la necesidad, al menos en psicoanálisis, de una profunda revisión de nuestro basamento filosófico: la ontología occidental.

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1. Lacan, Jacques. (1987). Escisión, Excomunión, Disolución. Buenos Aires: Manantial. pp. 264-265.
2. Bentham, Jeremy. (2005). Teoría de las ficciones. Madrid: Marcial Pons. pp. 61 y subs.
3. Por ejemplo: Escritos 1. “Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología”; El Seminario, Libro 7. “Clase del 23 de marzo de 1960”, “Clase del 11 de mayo de 1960”; El Seminario, Libro 20. “Clase del 21 de noviembre de 1972”, “Clase del 13 de febrero de 1973”.
4. Lacan, Jacques. (1988). El Seminario, Libro 7. Buenos Aires: Paidós. p. 275.
5. Por ejemplo: (1984). Reseñas de enseñanza. Buenos Aires: Hacia el Tercer Encuentro del Campo Freudiano. pp. 12-13; (1988). El Seminario, Libro 7. Buenos Aires: Paidós. p. 22; (2008). El Seminario, Libro 16. Buenos Aires: Paidós. p. 176.
6. Op. cit. Reseñas de enseñanza. p. 13.
7. (1981). El Seminario, Libro 20. Buenos Aires: Paidós. p. 11.
8. (1986). El Seminario, Libro 11. Buenos Aires: Paidós. p. 170.
9. Reseñas de enseñanza, p. 13.
10. (Inédito). El Seminario, Libro 24. Clase del 17 de mayo de 1977.
11. Cf.. El Seminario, Libro 20.
12. (2006). El Seminario, Libro 10. Buenos Aires: Paidós. p. 129.
13. Ibíd. p. 143.
14. (2009). El Seminario, Libro 18. Buenos Aires: Paidós. p. 123.
15. Cf. E. Kasner y J. Newman, Matemáticas e imaginación.

*Artículo publicado en la revista nº 150 de Imago Agenda, en junio de 2011.