Les llevó 30 años a los seguidores de Lacan digerir y asimilar la enseñanza de su maestro. Hoy no se lo entiende —tal como sucedía en su época, motivo por el cual él siempre, y en especial al final de su vida, declaró que había fracasado como enseñante de sus propios discípulos (1) y, en consecuencia, disolvió, unos meses antes de fallecer, la escuela que había fundado para tal fin—, pero ahora ya se lo ha dilucidado. No se comprenden ni sus textos ni su lógica, pero ya se sabe lo que ha sostenido. ¿Qué?: lo mismo que había propuesto Freud. Motivo por el cual considero muy acertado que sus autoproclamados seguidores se presenten en sociedad y sean conocidos como ‘freudolacanianos’.
Este proceso que designo como de “anulación de la subversión del sujeto de Lacan” se realizó mediante varios modos simultáneos, entre ellos, propongo los cuatro siguientes:
El primero consistió en suponer que el ‘retorno a Freud’ fue un retorno fiel a las fuentes, lo que Lacan siempre rechazó, como un vano ideal; (2) su retorno implicó, en realidad, plantear la teoría de Freud al revés, en sentido contrario, para repensarla en su orientación y así poder dar cuenta cómo el psicoanálisis, con la teoría del significante de Lacan, funciona (3).
El segundo fue considerar que los conceptos nuevos propuestos por Lacan sólo eran modernos nombres para los viejos temas freudianos; tal como sucedió, por ejemplo, con ‘sujeto’ considerado como nuevo nombre del individuo; ‘Otro, A’ interpretado como la madre; ‘objeto a’ equiparado con el objeto de la pulsión freudiana; jouissance, que debe traducirse como gozo, pero que es leído como el placer y el displacer freudiano.
El tercero radicó en rechazar y hacer desaparecer los términos imposibles de reducir a Freud, tales como: estructura, matema, formalización matemática, topología, etc.
Y el cuarto consistió en una maniobra más sutil: afirmar que sobre otro muy importante conjunto de creaciones de Lacan: ‘Freud ya lo había dicho’. Tal el caso del tema de mi trabajo: ça pense, eso piensa y ça parle, eso habla, que Freud nunca sostuvo, pero que, sin el menor esfuerzo y con la mayor soltura, los freudolacanianos -lo que ya pude comprobar por experiencia propia en reiteradas oportunidades- creen que fueron producidos por Freud; quedando así en la posición de no poder preguntarse por la necesidad de Lacan de introducir al psicoanálisis tales afirmaciones sorprendentes y absolutamente ajenas al espíritu de la teoría freudiana y a nuestra ideología.
Lo increíble de esta propuesta de Lacan puede expresarse de la siguiente forma: ¿cómo que es ‘eso’ quien habla y piensa? Esta sorpresa se puede expresar, también, mediante la siguiente pregunta autocontradictoria: ¿quién es ‘eso’? Sin embargo, Lacan sostiene que son estrictamente necesarios para poder entender cómo la práctica psicoanalítica funciona, opera y cura en su modalidad y ética específicas.
Planteo en forma global el sistema de diferencias:
Según Freud, el ello, das Es, si bien indica algo impersonal, algo ‘no yo’, proviene del interior del cuerpo biológico tridimensional de cada uno y ocupa el lugar del núcleo de nuestro ser, Kern unseres Wesen, que, en el mismo sentido en que ya lo había propuesto Arthur Schopenhauer(4), define, al final de su vida, de la siguiente forma:
“El núcleo de nuestro ser está constituido, pues, por el oscuro ello, […] Dentro del ello ejercen su acción eficiente las pulsiones orgánicas, […] compuestas […] de dos fuerzas primordiales (Eros y destrucción) en variables proporciones, […] por su referencia a órganos y sistemas de órganos.” (5)
Esta concepción de Freud se inscribe en el seno de una histórica disputa teórico–filosófica de Occidente. Se trata del siguiente debate —que, aunque muy desconocido, lleva, al menos, ocho siglos—: si hace falta o no una sustancia tridimensional primera, un cuerpo de carne y hueso, para producir y crear pensamiento y habla.
Para Lacan -aunque más adelante estableceré una diferencia sustancial en su posición-, como por ejemplo para San Agustín, Averroes, G. C. Lichtenberg, F. W. J. Schelling, F. Nietzsche, C. Lévi-Strauss, P. Ricoeur, M. Angenot, etc., se sostiene: “[…] ça pense en moi (es denkt in mir)” (6) ‘Eso piensa en mí’. El resto de Occidente postula que es cada uno quien piensa en forma personal.
Desde la posición contraria a la de Freud, para Lacan: ‘Eso (ça) piensa solo, en forma autónoma, firmemente, antes e independientemente de toda vida biológica’, o sea, sin necesidad de una sustancia tridimensional que funcione como fuente o manantial primero. Por el contrario, para Freud no se está dentro del campo del psicoanálisis si no se reconoce la responsabilidad moral individual por los pensamientos inconscientes, tal como afirma en el artículo La responsabilidad moral por el contenido de los sueños (7) muy citado por los freudolacanianos —uno de los sectores que en Occidente más decididamente sostienen en la actualidad la ‘responsabilidad individual’, tanto que ya en nuestro medio los psicoanalistas freudolacanianos dedicados al discurso jurídico, en el debate legal sobre la responsabilidad y la imputabilidad se ubican decididamente del lado de la penalización.
Para Lacan ‘Eso piensa solo’ y cito:
“[…] piensa duro: […]” (8)
En eso radica su concepción de la especificidad de la concepción de sujeto en psicoanálisis; para Freud, por el otro lado, ‘Siempre piensa alguien’. Lo que aún no se ha admitido de la enseñanza de Lacan es el siguiente argumento que considero fundamental:
“Al sujeto pues no se le habla. ‘Ello’ habla de él, […]” (9)
Freud sostuvo siempre que uno es responsable por lo que piensa y hace, ya que para él: primero el cuerpo animal individual, con su dotación pulsional específica y la viscosidad de libido personal(10), y con sus vivencias de satisfacción y de insatisfacción directas, inscriptas en el interior de cada uno mediante representaciones singulares que luego, pero sólo cuando atraviesan la barrera de la represión, se asocian a palabras que posteriormente habilitan, atravesando al superyó, los pensamientos.
Para Lacan, y a partir de su teoría del significante, la postulación del “Eso piensa solo” impide incluso la posibilidad lógica del plagiarismo (11), ya que para él nadie es dueño del pensamiento; lisa y llanamente propone que no hay propiedad intelectual, lo que considera un verdadero prejuicio (12). Los pensamientos son pensados por “Eso” (ça), en lo que propongo queda convertido, en la teoría de Lacan, el Ello pulsional de Freud.
La posición de, por ejemplo, Freud y la del conjunto más general de los psicoanalistas, es designada por Alain de Libera como “atributismo”, que según su obra sobre la arqueología del sujeto, de ineludible lectura para el psicoanalista, termina necesariamente en la postulación de un sujeto responsable, y más modernamente aún, de un sujeto imputable (13); lo que quiere decir que no hay sujeto si no hay alguien imputable. Resuenan inevitablemente aquí los ecos de los insistentes planteos de los freudolacanianos sobre la ‘responsabilidad subjetiva’, expresión que Lacan nunca utilizó. A los que les pregunto ¿qué necesidad tienen de agregarle al término ‘responsabilidad’ el adjetivo ‘subjetiva’? ¿Acaso quieren decir otra cosa que responsabilidad estrictamente individual?
Para Lacan, y es así a lo largo de toda su enseñanza, la cuestión de la responsabilidad en psicoanálisis es un asunto que le recae sólo al psicoanalista, tal como lo afirma en, por ejemplo: Función y campo del habla y del lenguaje en psicoanálisis, Variantes de la cura tipo, De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, La tercera, Conferencia de Ginebra sobre el síntoma, etc., etc.
Justamente eso mismo dice la cita que más frecuentemente utilizan los freudolacanianos para sostener lo contrario. Lacan afirma lo siguiente:
“De nuestra posición de sujeto somos siempre responsables.” (14)
Primero observo que Lacan, en el mismo párrafo donde se localiza la cita de referencia, viene planteando que el psicoanálisis opera con el ‘sujeto de la ciencia’. Segundo, que no dice: de nuestra posición de sujetos (con s) somos siempre responsables. Tercero: el término que Lacan utiliza en francés es position, que proviene de poser, que significa: plantear, postular, proponer; con lo cual Lacan está afirmando que es responsabilidad del psicoanalista el modo en que plantea, postula, al sujeto en psicoanálisis y cuarto: Respecto al psicoanalizante la posición de Lacan es muy contundente: la noción de inconsciente es contradictoria con la de responsabilidad subjetiva.
Para poder seguir a Lacan en estos planteos es necesario recuperar una diferencia fundamental derivada de su concepción del significante. Para Lacan, el signo implica siempre a alguien, ya que:
“[…] el signo representa algo para alguien, […]” (15)
Pero el significante en su especificidad, ya que no es de nadie, establece que no hay nadie responsable, tal como afirma, por ejemplo, en la conferencia sobre el síntoma dictada en Ginebra en 1975. En su seminario, al comienzo de la última década de su producción teórica, lo expone del siguiente modo, notablemente categórico y desafiante:
“Esto es precisamente lo que Freud descubrió hacia 1920 [época del más allá del principio del placer] y ahí está, de algún modo, el punto de reversión de su descubrimiento. Su descubrimiento consistía en haber deletreado el inconsciente y desafío a quienquiera que diga que se trata de algo distinto de esta observación, que hay un saber perfectamente articulado del que, hablando con propiedad, ningún sujeto es responsable. Cuando de pronto un sujeto tropieza con él, puede tocar ese saber inesperado, se queda, él, el que habla, bien desconcertado, ya lo creo.” (16)
Además de leer al revés la enseñanza de Lacan, existe un argumento no considerado por los psicoanalistas que sostienen la responsabilidad subjetiva y moral de los pensamientos —pero tampoco por el público en general, dado que nuestra sociedad, en su pendiente tan individualista, ha creado la figura del genio moderno, quien absolutamente solo crea sus descubrimientos, como habrían hecho: Marx, Freud, Einstein, etc.—, el argumento es el siguiente: si no es ‘eso’ quién piensa y de forma autónoma respecto de cada uno de los hombres, ¿cómo se explica que en la historia de la ciencia sean tantísimos los casos en los que varios investigadores llegaron al mismo descubrimiento en idéntica época, y sin saber de las investigaciones de los otros? Para citar sólo algunos casos que deberían ser famosos: la teoría de la relatividad, que fue planteada en forma simultánea y con el mismo nombre por A. Einstein y por H. Poincaré, (si bien con argumentos dispares); la teoría de la evolución, por Charles Darwin y Alfred Wallace; el cálculo infinitesimal por Gottfried Leibniz y por Isaac Newton; el mecanismo de la respiración explicado el mismo año por Priestly, Scheele, Lavoisier, Spallanzani y Davy; la banda de Möbius descubierta simultáneamente por August Möbius y Johann Listing y, como último ejemplo: la solución al problema de la justificación formal del quinto postulado de Euclides, hallada en los mismos años y a más de dos milenios después de ser planteado, propuesta por Nicolai Lobachevsky, Janos Bolyay y Carl Gauss. Existen decenas y decenas de otros casos, que ya figuran en largos listados, incluso en internet. Para mí indican que ‘eso piensa’ en una determinada sociedad y época y que pueden ser varios los que estén en la posición de decirlo; aunque también desde el paradigma biologicista, que sigo atacando junto al individualismo. Desde esa perspectiva se afirmó y publicó el año pasado que el mecanismo bioquímico de la picadura de la apis mellifica (la abeja europea) lo explica (17); seguramente basándose en la lógica de la pregunta: ¿Qué bicho les picó?
Volviendo a mí tema específico, destaco que las articulaciones del ça pense y el ça parle coinciden —a todo lo largo de la enseñanza de Lacan, incluyendo la última— en el punto en el que implican el rechazo radical tanto del ‘yo pienso’, postulación cartesiana de base y en el origen de la modernidad occidental, como del ‘yo hablo’. Para Lacan, si el psicoanálisis en general algo le propone a su sociedad y época, en la medida de su práctica con el inconsciente, es, justamente, el rechazo del yo personal, individual e interno como fuente y origen del pensar y del hablar. Pero también se distinguen entre sí los desarrollos realizados por Lacan en torno al ‘eso piensa’ y al ‘eso habla’ en los siguientes puntos:
Lo primero que cabe decir en relación al ‘ça parle’, ‘eso habla’, en la perspectiva de la subversión del sujeto con que Lacan intenta rectificar la teoría de Freud es que, según sus concepciones:
“eso habla en el lugar del Otro [A]” (18)
O, para decirlo con mayor precisión:
“Si el Otro [A] es el lugar de la palabra, es ahí donde eso habla […]” (19)
Recordemos que Lacan, contrariando la concepción más común de la comunicación humana, postuló siempre que uno no emite sino que recibe su propio mensaje desde el Otro, A.
Para dar cuenta de la estructura de este campo conceptual de la enseñanza de Lacan, cabe distinguir, entonces, tres conceptos: inconsciente; Otro escrito A y eso. Se los puede articular de la siguiente forma: el inconsciente es planteado como el lugar de la palabra y concebido como Otro, A, para el sujeto particular, allí es donde eso habla. Consecuentemente y como
“[…] la verdad se funda en el eso […]” (20)
Entonces:
“Yo [moi], la verdad, hablo.” (21)
También sola y en forma autónoma. De tal forma que se puede afirmar que en la práctica analítica nadie confiesa la verdad, ya que ella habla por sí sola y por su propia cuenta. Propongo que de esta manera se plantea el mejor argumento para rechazar la crítica que sostiene que el psicoanálisis es la policía del alma y su dispositivo coincide con el de la confesión cristiana, siempre y cuando el psicoanalista admita al sujeto del significante y no sostenga lo absolutamente contrario: la responsabilidad subjetiva.
Estas postulaciones, exclusivas de Lacan, aún a finales de 2011, arriban al sostenimiento que el parlêtre, que se traduce entre sus seguidores como ‘ser que habla’, es, sin embargo, para Lacan, su creador necesario, tanto un ser creado por el lenguaje, como hablado por eso y, así, en el parlêtre es siempre desde otro lugar y no desde donde cree hablar que es hablado (22). Para la práctica analítica entonces, Lacan da cuenta de su propia posición con la siguiente formulación:
“Yo no me pregunto ‘quién habla’, yo me pregunto ‘de dónde eso habla’.” (23)
Por el lado del ‘ça pense’, ‘eso piensa’, la propuesta de Lacan, contraria a la de Freud, es:
“[…] existe un solo cogitatum [lo pensado], sin yo ahí adentro.” (24)
Esta última lógica le hace sostener, como ya afirmé más arriba, que es imposible el plagiarismo debido a que no hay propiedad intelectual (25) Lacan no admite nunca que sea un yo quien piensa, al menos en la práctica analítica.
Arribamos así al cogito de Descartes, que conviene, para seguir los argumentos psicoanalíticos de Lacan, escribir de la siguiente forma: ‘Yo pienso, luego yo soy.’ Respecto del cual, para Lacan y sólo para él por el momento, salvo quizá para nosotros en Apertura, se debe rechazar tanto el ‘Yo pienso’, lo que así sostiene la función del eso, como el ‘Yo soy’, que habilita al inconsciente. Tal operatoria de Lacan termina, entonces, haciéndole afirmar:
“[…] eso piensa ahí donde es imposible que el sujeto articule: entonces, yo soy.” (26)
Dado que para Lacan, y en función de su posición ética, sólo ‘Eso piensa’, entonces, y por articulación lógica con el inconsciente planteado como un saber no sabido:
“[…] eso piensa, sin poder saberlo, nunca […]” (27)
“Eso piensa sin saberlo” (28)
Eso no sabe, pero se lo puede saber y analizar, ya que:
“[…] no es inefable, puesto que ‘ello’ habla, […]” (29)
Por último y en relación a la disputa entre quienes creen que ‘Alguien piensa’, en oposición a los que afirman ‘Eso piensa en mí’, si retomamos lo que más arriba cité de Lacan, respecto al planteo del inconsciente como el lugar del Otro, A, donde ‘Eso piensa’, entonces se debe reconocer que a las oposiciones de la centenaria polémica antes referida Lacan agrega una tercera y nueva diferencia, inaugurada entre nosotros por la existencia del psicoanálisis, como una práctica absolutamente diferencial. Como psicoanalistas tenemos así que elegir entre: ‘Alguien piensa’, la posición de Freud; ‘Eso piensa en mí’, la posición, por ejemplo, de Nietzsche y Lévi-Strauss y ‘Eso piensa en el lugar del Otro, A, para el sujeto’, la de Lacan, desconocida hasta la actualidad pero que, propongo, es imperiosa para que el psicoanálisis recobre la diferencia de su condición específica.
Para concluir: los freudolacanianos, sosteniendo la responsabilidad subjetiva individual, han vuelto, sabiéndolo o no, a interpretar el Wo Es war, soll Ich werden, como lo hacían Freud y los posfreudianos. Freud lo hace así en la única oportunidad en que lo enunció:
“De todos modos, admitiremos que los empeños terapéuticos del psicoanálisis han escogido un parecido punto de abordaje. En efecto, su propósito es fortalecer al yo, hacerlo más independiente del superyó, ensanchar su campo de percepción y ampliar su organización de manera que pueda apropiarse de nuevos fragmentos del ello. Donde Ello era, Yo debo devenir.” (30)
Lacan lo sustituyó por ‘Donde eso era/estaba, el sujeto debe advenir’ (31), indicando siempre que, mediante la sustitución del Yo por el sujeto del significante, y el pasado del alemán por el imperfecto del francés, lo que advendrá será desde donde eso no lo era aún (32), o para decirlo con más claridad: el sujeto, que no es nadie, debe advenir desde donde eso piensa y habla, que es donde las cosas no son aún.
Muchas Gracias
Citas:
1) Cf. Alfredo Eidelsztein. (2009). El Rey está desnudo Nº 2. El fracaso de Lacan 1ª parte; (2010). El Rey está desnudo Nº 3. El fracaso de Lacan 2ª parte. Buenos Aires: Letra Viva.
2) Lacan, Jacques. El Seminario XIII. Clase del 1 de junio de 1966. www.staferla.free.fr. p. 641; (1983). El Seminario, Libro 1. Barcelona: Ediciones Paidós. p. 12.
3) Lacan, Jacques. (1981). Ornicar? 3 Apertura de la sección clínica. España: Ediciones Petrel. p. 40.
4) Schopenhauer, Arthur. (2004). El mundo como voluntad y representación. I. Madrid: Editorial Trotta.
5) Freud, Sigmund. (1980). Obras completas. T. XXIII. Esquema de psicoanálisis. Buenos Aires: Amorrortu editores. p. 199. (subrayado mío).
6) de Libera, Alain. (2007). Archéologie du sujet-Naissance du sujet. Vol I. Position du sujet. Francia: Libraire Phylosophique J. Vrin. pie de pág. 35.
7) Cf. Freud, Sigmund. (1979). Obras completas. T. XIX. B. Buenos Aires: Amorrortu editores.
8) Lacan, Jacques. (2008). Escritos 2. De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de psicosis. Buenos Aires: siglo veintiuno editores. p. 524.
9) Lacan, Jacques. Op. cit. Escritos 2. Posición del inconsciente. p. 795.
10) Freud, Sigmund. (2001). Obras completas. T. XXIII. Análisis terminable e interminable. Buenos Aires. Amorrortu editores. p. 243.
11) Lacan, Jacques. (inédito). El Seminario XIII. Clase del 23 de marzo de 1966. www.staferla.free.fr. p. 377.
12) Lacan, Jacques. (2008). Escritos 1. Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud. p. 374. También lo sostiene en los Seminario XIII. Clase del 23 de marzo de 1966. www.staferla.free.fr. p. 375 y (2008). El Seminario, Libro 16. Buenos Aires: Paidós. p. 37.
13) de Libera, Alain. Op. cit. Archéologie du sujet- Naissance du sujet. pp. 100 y subs.
14) Lacan, Jacques. Op. cit. Escritos 2. La ciencia y la verdad. p. 816.
15) Lacan, Jacques.(inédito). El Seminario IX. Clase del 24 de enero de 1962. www.staferla.free.fr. p. 171.
16) Lacan, Jacques. Op. cit. El Seminario, Libro 17. pp. 81-82. (subrayado mío).
17) Dr. Hugo Flores, 2010, en http://www.homeopatiaflores.com/index.php?option=com_content&view=article&id=238&Itemid=215
18) Lacan, Jacques. (inédito). El Seminario 10a. Clase del 20 de noviembre de 1963. (sin datos).
19) Lacan, Jacques. (1999). El Seminario, Libro 5. Buenos Aires: Paidós. p. 491.
20) Lacan, Jacques. Op. cit. Escritos 2. La ciencia y la verdad. p. 824.
21) Lacan, Jacques. (inédito). El Seminario XVI. Clase del 13 de noviembre de 1968. www.staferla.free.fr. p. 16.
22) Lacan, Jacques. (inédito). El Seminario XXII. Clase del 18 de febrero de 1975. www.staferla.free.fr. p. 118.
23) Lacan, Jacques. Op. cit. El Seminario XIII. Clase del 26 de enero de 1966. www.staferla.free.fr. p. 253.
24) Cf. Lacan, Jacques. (inédito). El Seminario, Libro 6. Clase del 19 de noviembre de 1958. www.staferla.free.fr. p. 54.
25) Lacan, Jacques. (1984). El Seminario, Libro 3. Barcelona: Paidós. p. 117.
26) Lacan, Jacques. (1977). C’est a la lecture de Freud. www.ecole-lacanienne.net/bibliotheque. p. 1818.
27) Ibíd.
28) Ibíd.
29) Lacan, Jacques. Op. cit. Escritos 2. De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. p. 550.
30) Freud, Sigmund. (1979). Obras Completas T. XXII. 31ª conferencia. La descomposición de la personalidad psíquica. Buenos Aires: Amorrortu editores. p. 74.
31) Cf, por ejemplo: Escritos 2 Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano; Escritos 1. La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud.
32) Cf, por ejemplo, El Seminario XV. Clase del 10 de enero de 1968. www.staferla.free.fr. pp. 97 y 98.
Bibliografía
Castro, Edgardo. (inédito). Conferencia dictada el 1 de octubre de 2005. El concepto de culpa y de responsabilidad, en ‘Apertura, Sociedad Psicoanalítica de La Plata’, La Plata, Argentina. www.apertura.org.ar/textos.htm.
de Libera, Alain: (2007). Archéologie du sujet – Naissance du sujet. T. I. Francia: J. Vrin.
Freud, Sigmund: (1979). Obras completas. T. XIX. B. La responsabilidad moral por el contenido de los sueños. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Freud, Sigmund:(1979). Obras completas. T. XXII. 31ª conferencia. La descomposición de la personalidad psíquica. Buenos Aires: Amorrortu editores.